El mercado internacional de bonos verdes alcanza cifras muy superiores a las del año pasado, que ya fue un año de récord mundial. En este primer semestre del año, Climate Bonds Initiative ha registrado emisiones por 227,8 millardos de dólares, lo que supone multiplicar por 2,5 las emisiones del año pasado en este mismo periodo de tiempo. España se sitúa en el top-5 de emisiones en este periodo, con 34 emisiones verdes computadas por este organismo, lo que supone un total de 11,7 millardos.

Las estimaciones en este sentido sitúan las expectativas en torno a los 500 millardos de dólares al final del año. Este crecimiento se debe en gran medida a las emisiones de gobiernos y administraciones públicas, que hasta la fecha no habían entrado con fuerza en este segmento de bonos sostenibles. Pero las cifras de 2021 otorgan a estos emisores la relevancia que se les debe exigir. Por ejemplo, el Gobierno de República de Francia ha sido este año el principal emisor hasta la fecha, con tres referencias por un total de 12.900 millones de dólares en el primer semestre. El Tesoro alemán ha seguido proveyendo al mercado de una importante oferta, alcanzando en el primer semestre 7.300 millones de dólares. Hoy se suma a este tipo de emisiones el Tesoro español.

El primer bono verde soberano español puede considerarse un éxito financiero por la elevada demanda (más de 60.000 millones de euros) y la gran diversificación geográfica y tipología de inversores. Se trata de una emisión de 5.000 millones de euros, a 20 años. La elevada demanda (una sobresuscripción de 12 veces es la más elevada que se ha registrado hasta ahora de una emisión inaugural de un bono verde de un soberano europeo) ha permitido salir a la nueva emisión sin prima. Es decir, habitualmente, cuando el Tesoro emite una nueva referencia tiene que conceder unos puntos básicos (pb, equivalente a un 0,01%) a los inversores con el objetivo de dotar a esa nueva referencia de liquidez. Sin embargo, en esta ocasión no ha ocurrido y ello ha sido consecuencia del greenium (estimado para esta emisión en 3 pb). Por greenium entendemos los puntos básicos que un inversor está dispuesto a ceder en la rentabilidad de un bono por el hecho de poseer un bono verde frente a un bono convencional de las mismas características.

En cuanto a la diversificación inversora, por un lado, es un éxito que solo un 8% se haya colocado entre inversores españoles, lo que es una señal del elevado interés inversor extranjero por invertir en productos sostenibles en España y, por otro lado, también es muy relevante destacar que casi la mitad de la inversión (un 47%) se haya quedado en manos de fondos de pensiones y aseguradoras. Estos son inversores finalistas con vocación de permanencia, factor que siempre da una mayor estabilidad a las cotizaciones de la deuda en mercado secundario.

Las características técnicas de esta primera emisión verde del Tesoro son relevantes y pueden situar la emisión en un referente en algunos aspectos. En primer lugar, el ejercicio de transparencia realizado a la hora de publicar información y detalle previo a la emisión ha sido importante. Gracias a la información suministrada podemos identificar elementos característicos de este tipo de emisiones.

El marco de emisión elaborado tiene una alta alineación con los principios de emisión de bonos verdes definidos en el marco de ICMA, siguiendo con ello la pauta general del mercado. Pero además, establece que una vez que sea de aplicación la taxonomía de actividades ambientalmente sostenibles de la UE, también alineará sus inversiones a dicho estándar europeo. Este último es un paso muy importante a la vez que complejo de gestionar. Solo unas pocas administraciones han iniciado este proceso tan relevante para el progresivo enverdecimiento de su presupuesto. Ni si quiera el reciente marco de emisión presentado por la CE para sus emisiones verdes asume que todo su gasto estará alineado con la taxonomía por la complejidad para hacerlo actualmente.

El Tesoro también ha aportado información tentativa sobre los sectores a los que destinarán los fondos obtenidos. Aunque existe una importante diversificación de proyectos, el principal sector destinatario de las inversiones será el del transporte limpio (71%). Si tenemos en cuenta que el inventario de gases de efecto invernadero que elabora el propio Gobierno de España todos los años otorga al transporte por carretera el mayor porcentaje de emisiones nacionales (27%), es lógico que se primen inversiones que permitan reducir la dependencia del transporte de combustibles fósiles.

Para ello se plantean actuaciones heterogéneas, pero encaminadas a este fin, como ayudas para el desarrollo y mantenimiento del sistema ferroviario para el transporte de mercancías y pasajeros; el desarrollo de vehículos con bajas emisiones de carbono; las ayudas para el transporte público sostenible, y la promoción del transporte modal.

En definitiva, la emisión del primer bono verde por parte del Tesoro español, aunque ha tardado en llegar, cumple las expectativas que había generado en los últimos meses. Además, permitirá a España consolidarse dentro del grupo de receptores de inversiones verdes a nivel mundial, lo cual debe ser importante para sesgar bajo ese criterio los importantes proyectos que se desarrollarán durante los próximos años y que este tipo de productos financieros trata de favorecer.